“...si en verdad queremos una sociedad más democrática, el énfasis en las políticas públicas debe centrarse en ser capaces de abrir mayores espacios de desarrollo integral a los que tienen menos oportunidades respecto de los que tienen más.” (Presidente Ricardo Lagos al inaugurar el Foro Bicentenario 2004.)

El primer concepto a tratar, como anunciábamos, es el de desarrollo integral. Obedece a la necesidad de perfeccionar un concepto central de la teoría política, el de desarrollo, que, a todas luces, ha quedado corto en sus aplicaciones concretas, sobre todo cada vez que nos hemos conformado con el simplismo de confundirlo con mero crecimiento económico, como lo ha hecho en la práctica el llamado “pensamiento único” del consenso de Washington y de la apuesta neo liberal. La calificación de integral subraya la idea de hacerlo más completo y de ser capaz, por lo tanto, de responder mejor a las necesidades de todos los habitantes.

Explorando en el pensamiento contemporáneo para llegar al concepto mencionado tropecé con un breve documento escrito por el consultor Paul van Schaik para la UNICEF en 1996/7 (se reproduce en inglés en el anexo I), titulado “The Process of Integral Development” (2). El planteamiento ahí expresado es del más alto interés para tratar de perfeccionar la idea de desarrollo. Resumiendo lo dicho por van Schaik –y a veces traduciendo libremente- se expone aquí lo principal. Se parte con algunas premisas básicas:

1. Todos estamos siempre en proceso. No hay un punto de término. Desde una etapa que se termina se pasa a la siguiente.

2. Un proceso de desarrollo integral es siempre uno de cambios sostenibles, o sea, uno donde “progreso” implica moverse a un nuevo o siguiente nivel, que incorpora y trasciende (o incluye y supera) el nivel precedente.

3. En cada nivel nos dedicamos a resolver problemas y, en la medida en que el progreso se realiza, los problemas se resuelven.

4. Al mismo tiempo, el avance o paso a otro nivel presenta nuevos problemas, casi siempre de naturaleza más compleja.

Van Schaik expresa que cuando realizamos una acción en un nivel y tomamos conciencia del proceso subyacente a nuestras acciones e ideas, el grado de interrelación de los factores deviene más y más elaborado. Y cuando progresamos o hacemos transformaciones que nos conducen al próximo nivel, necesariamente sucede un cambio que incrementa nuestra conciencia; consecuentemente, el grado de complejidad y dificultad de entendimiento aumenta.